2021-11-23

Sincero Homenaje Al honorable Señor Juan de los Mangos., que le deciamos el Abuelo

Ingenieros ni doctores, pudieron venerarlo 
el día de su jucio al viejito de los mangos 
era un viejito pobre, de negrez hasta sus manos,
vendía frutas secas, su especilidad era los mangos. 

Los vendía en el colegio a metro y medio de la puerta 
esperaba la salida, para vender toda su tienda.
Mangos verdes muy salados, agua no confiable ni certera,
alli el viejo vendia, hombre sabio en su viejera. 

Trabajó en su vejez, nunca nadie le atracaba,
Monumento del colegio, su precencia era patria, 
Una vez compré mamones, que en mis manos se regaron;
Mancharon mis camisas, dañaron mis zapatos. 

Todos le compraban apesar de su sucieza,
un piel muy demacrada, corazón con gran dureza.
Pasaba mil horas sentado en la puerta del colegio,
aguataba lluvias fuertes y ademas climas muy regios.

Pasó mil horas el viejito, al ladito de la puerta,
nos vio crecer y graduarnos, es la vida cosa incierta, 
Yo me fui de mi colegio sin decir siquiera gracias,
Me alejé de mi colegio, me alejé así de mi casa. 

Cuando pasaron cinco años yo lo fui a preguntar,
cuando no vi su humile chaza lo peor pude pensar,
El ha muerto en su grandeza no entre lujos ni castillos,
en la mente de pequeños, que lo piensan con cariño.

Le deciamos el abuelo, El ha muerto al son de tangos, 
cerafines y violines acompañaron a ese santo. 
Ni esta prosa, ni un verso, ni siquiera un bello canto, 
Te dijimos en vida, "Juancho", "abuelo" o "el de los mangos." 

Mil corazones anónimos que te piensan Juancho.
No eras una sombra anónima.

Este es un homenaje a ese señor Que todos los pelaos se encariñaron con el.
2007-01-01
Editado Rev segunda pend.